*Gracias a Bertha González por sus aportaciones.
En los últimos años he sido testiga de la vehemencia con que algunos hombres expresan su deseo de participar en las marchas y protestas feministas contra la violencia machista. Un día, por ejemplo, me topé con una publicación en el muro de una compañera que intentaba resaltar que las vidas de las mujeres importan más que los monumentos. De pronto, en medio de la reflexión, uno de sus contactos hombres irrumpió para alzar la voz: “A nosotros también nos duele que las estén matando”, dijo, “y queremos apoyar su lucha, pero…” (ahí es donde la puerca siempre pasa a torcer el rabo)… “…no nos dejan marchar con ellas, y eso es dividir… están haciendo lo opuesto a lo que buscan: quieren apoyo y sólo están generando división…”. Y remató aclarando: “Dicen que sólo buscamos protagonismo, pero no es así, lo único que queremos es apoyar”… La grandilocuente exposición concluyó entre el aplauso general. Para mí, en cambio, la contradicción era evidente: la publicación comenzó siendo sobre las vidas (y las muertes) de las mujeres, y terminó siendo, otra vez, sobre ellos, sobre ellos y su molestia por no poder marchar en los contingentes separatistas (existen contingentes mixtos donde sí pueden estar, pero esos parecen no interesarles). Así, quien aseguraba “no buscar protagonismo”, había conseguido cambiar el foco de atención de la reflexión: los protagonistas eran nuevamente ellos, sus lamentos por no poder entrar en un espacio exclusivo, y no las miles de niñas y mujeres que hombres asesinan cada año en este país. Su intervención también contribuyó, indudablemente, a avivar la llama de odio contra la maldad feminista 😀 entre lxs presentes acríticxs.
No nos escapa lo tentador que debe resultar, una vez concretado el esfuerzo monumental que implica organizar una marcha feminista, llegar a montarse en primera fila para después obtener la codiciada selfie que me valide como adherente de tan noble (y a últimas fechas reconocida, aunque a regañadientes, por muchxs) causa…sólo las Diosas saben la cantidad de likes, loores y alabanzas que generan ese tipo de imágenes en redes…(Jenaro Villamil puede contarles). La cosa es que a las feministas nos ha tomado siglos hacernos escuchar, cuestión por la que…bueno, no sé…nos gustaría mucho seguir siendo nosotras quienes decidamos quién marcha con nosotras y quién no. No es que seamos malvadas (aunque claramente lo somos 🙂 ), es que nos están asesinando e imagino que en una marcha de negrxs para protestar contra la violencia blanca, lxs negrxs tienen el más legítimo derecho a decidir que no quieren blancxs entusiastas marchando junto a ellxs, así se trate de lxs más buenxs y solidarixs sobre la faz de la tierra. Lo mismo en el caso de lxs indixs en la lucha por su independencia de los ingleses: pregúntenle a Gandhi, ya hasta hay una peli que lo documenta: sacaban a lxs ingleses de sus contingentes y los mandaban hasta atrás. La diferencia quizás siga siendo que, cuando de las mujeres se trata, sigue permeando la idea de que deben ser ellos quienes decidan.
Es por eso que hoy le venimos ofreciendo, damita, hombrecito, la guía de orientación para hombres que desean participar en cualquier tipo de protesta feminista y que, además, manifiestan no buscar protagonismo en ello. Tú, potencial aliado, puedes ser de apoyo al movimiento feminista atendiendo a las necesidades y urgencias de las mujeres que gestaron y que, con sudor y sangre, muchas veces a costa de sus propias vidas, sostienen esta lucha, no a las tuyas.
Aquí dejamos sólo algunas sugerencias, propias y que otras compañeras han propuesto en redes:
- Si eres acosador, agresor, violador o feminicida, entrégate a las autoridades.
- Organiza protestas de hombres, en lugares donde no habrá protestas de mujeres, para denunciar a maestros, jefes, directores, compañeros de escuela o trabajo, tíos, primos, abuelos o amigos que acosen sexualmente a tus compañeras o familiares, o que abusen o hayan abusado sexualmente de ellas. Elabora carteles con sus rostros y sus nombres, aparécete con tus amigos en sus lugares de trabajo, evidencien sus delitos y, de ser posible, entrénguelos a las autoridades, exigiendo justicia para las víctimas.
- Organízate con tus amigos para ir a protestar a Palacio Nacional y exigir al Presidente Andrés Manuel López Obrador que cese la actitud burlona y encubridora que ha adoptado frente a los feminicidios desde que asumió la presidencia. Exíjanle que detenga a Juan Vera Carrizal, feminicida protegido por las autoridades de Oaxaca. Exíjanle con altavoces y pancartas justicia para Ingrid, para Fátima, para Abril, y para las familias de las cientos de miles de víctimas de la violencia feminicida en este país. Reúnan firmas, abran quejas en la CNDH, lo que sea necesario para exigir el cese a esta crisis humanitaria, que está avanzando a pasos agigantados gracias al actuar cómplice del presidente y de las autoridades mexicanas.
- Ofrécete de niñero con tus hermanas, parejas, amigas o compañeras de trabajo que quieren ir a la marcha pero no tienen con quién dejar a sus hijxs (ah, y no abuses de ellxs).
- Paga las pensiones alimenticias de tus hijxs y deja de hablar mal de tus ex parejas. Conmina a tus amigos y conocidos a que hagan lo mismo.
- Si tienes hijxs, falta a tu trabajo y encárgate de ellxs ese día: hazles de desayunar, comer y cenar; asegúrate de que coman; ayúdales con la tarea; asegúrate de que se laven los dientes y se metan a bañar; prepara el uniforme de mañana; ve por ellxs a la escuela y llega a tiempo, porque de lo contrario, uno o varios hombres podrían secuestrar, violar y asesinar a tus hijas. Si te parece agotador, piénsalo como entrenamiento: esto y más han hecho por entero las mujeres a lo largo de la historia. Tú tendrás que hacer sólo la mitad el resto de tu vida cuando triunfe la revolución feminista. 😉
- Si eres compañero de trabajo, además de denunciar públicamente a compañeros o jefes que ejerzan cualquier tipo de violencia hacia tus compañeras, organízate con tus compañeros hombres para gestionar con el personal directivo que se les dé el día libre pagado a tus compañeras el día del paro. Si recibes un “no” por respuesta, organiza una pequeña protesta a las afueras de la gerencia general, o de la empresa, hasta conseguir tu objetivo.
- Si eres jefe, y no eres acosador o violador, denuncia y cesa de inmediato a quienes ejerzan cualquier tipo de violencia machista en tu empresa, para dejar muy claro que no se tolerará bajo ninguna circunstancia. Además, dale libre el día del paro a las trabajadoras y págales su salario. Asegúrate de que no serán objeto de represalias por ello y deja claro que se penalizará cualquier tipo de acoso o agresión en su contra (que a una mujer se le dé el día libre pagado, y además por exigir el cese a la violencia de género, podría ser muy mal recibido por sus compañeros y/o jefes inmediatos). Organiza una reunión extraordinaria para hacer conciencia sobre la violencia de género en el personal que no participe en el paro. Si eres acosador o violador, renuncia y entrégate a las autoridades.
- Si eres profesor y no eres acosador, agresor, violador o feminicida, no pases lista ese día. Aprovéchalo para denunciar a cualquier alumno o maestro que ejerza violencia contra las mujeres y para hacer conciencia sobre la violencia de género en las y los alumnos que no participen en el paro. Si eres acosador, agresor, violador o feminicida, renuncia y entrégate a las autoridades.
- Si lo único que te interesa es marchar:
a) Aléjate lo más que puedas de los contingentes separatistas: imagina que estás en el Estadio Azteca viendo un juego del América y que, aunque te mueras de las ganas, no puedes sólo saltar a la cancha e integrarte al juego: ten presente que aquí también hay reglas que debes respetar o serás expulsado sin miramientos, como lo serías del campo de futbol si decidieras obedecer espontáneamente a tu capricho. Apenas llegues a la marcha pregunta por los contingentes mixtos o marcha hasta atrás. En las marchas feministas los hombres marchan hasta atrás, porque las protagonistas son las mujeres y niñas asesinadas y/o violentadas por hombres. De ser posible, cúbrete el rostro. Lo importante aquí es tu grito de indignación, no tú.
b) Bajo ninguna circunstancia des indicaciones a nadie de nada: no olvides que estás ahí para apoyar, no para ejercer el dominio con que el sistema patriarcal te ha ungido. Recuerda que la marcha va precisamente en contra de esas actitudes de dominio machista, entre muchas otras. Tampoco olvides que en realidad es falso que tú sepas más que las mujeres (a ti también te ha engañado el sistema), menos aún en lo que concierne a su propia lucha.
8. Si eres presidente y no puedes evitar ser un misógino recalcitrante, asegúrate de cerrar el hocico y rodearte de gente que te asesore sobre qué decir para no poner en riesgo tu trono de reyezuelo: nada enfurece más a las feministas que los cobardes que protegen y encubren a violadores y feminicidas. No olvides que ninguno de tus sermones beatos y misóginos evitará que lo incendiemos todo: tu presidencia incluida.
Hasta que la dignidad se haga costumbre.
Hasta que la justicia se siente entre nosotras.
Por nada.
P.D. Aquí incluimos otra valiosa sugerencia sobre cómo encauzar tus ganas de apoyar la causa feminista, cortesía de Alicia Murillo: https://www.facebook.com/watch/?v=10155005003609785